Cuestión de perspectiva
- Andrea Mendoza Trujillo
- 24 feb 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 29 abr 2019
“Creo que ha llegado la hora de plantearnos de nuevo cómo escribimos sobre aquellos menos poderosos, aquellas personas a las que se escucha menos. Sobre cómo hacemos nuestro trabajo, sobre qué consideramos correcto o equivocado en lo que se refiere a lo que hacemos, y sobre qué le debemos a las personas cuyas historias usamos”. Alexis Okeowo, escritora.
El 8M de 2018 no cabe duda de que fue un hito en la historia de España. Salimos en portada en más de un periódico internacional, se habló de nosotras en los telediarios internacionales, se nos dio voz. Pero, ¿justifica este hito la revelación de historias de mujeres luchadoras, soñadoras, simplemente en un día como el 8M o el 25N? Es una reflexión tanto personal como colectiva ¿significan las fechas señaladas que solo podemos dar voz a las y los que lo necesitan esos días?
Se ha caído en una hipocresía simple y barata. Hay que saber cuándo contar las historias y por qué contarlas. No porque se acerque el 8M o días después hay que dar voz a quienes lo necesitan, que no lo critico, pero sí juzgo nuestra capacidad de saber afrontar los problemas sociales de largo plazo. El feminismo es una lucha larga, continua, que espera una contrarespuesta, en la cual nos encontramos actualmente. Se trata de un movimiento político y social que NO ES UNA MODA, un movimiento que, a partir del siglo XVIII, el siglo de La Ilustración, intentó coger impulso pero se estancó. Se estancó porque las ideas de “igualdad, libertad y fraternidad” de ellas acabaron en la guillotina, pero las de ellos en la base de un nuevo orden social establecido por y para ellos, los varones. Así que, como dice la filósofa española Amelia Valcárcel “el feminismo es un hijo no querido de la Ilustración”.
Estos días no quiero escuchar hablar de historias contadas por otras historias, quiero protagonistas, quiero cambios, reivindicaciones, mujeres y hombres que demuestren que vivimos en el siglo XXI. Ciudadanas que dejen de padecer inconscientemente el síndrome del impostor. Mujeres que sientan la confianza suficiente para darse cuenta de quiénes son y del éxito que han alcanzado. Mujeres libres. No quiero pensar en desigualdades, aunque hay que ser conscientes de que existen, pero existen porque no se está visualizando un relato con perspectiva de género. No se lucha por un poder supra masculino, se lucha por la igualdad.
Evita Perón Isabel Allende Grace Hopper
Quiero relatos de enero a diciembre con perspectiva de género, porque hay que ofrecer una imagen real de la sociedad, y si no nos gusta no hay que ocultarla, sino mejorarla, cambiarla, trabajar en ella. Hablo de incluir a más de la mitad de la población, de sacar a las mujeres del victimario, porque no se trata de hacer historias de mujeres, sino de incluir a más mujeres en la historia.
Quiero luchar, ¿y tú?
Quiero saber tanto sobre Miguel de Cervantes como Emilia Pardo Bazán.
Quiero saber quienes son Ada Lovelace (matemática), las hermanas Brontë (escritoras), Evita Perón (política), Florence Nightingale (enfermera), Grace Hopper (científica computancional), Hipatia (matemática), Isabel Allende (escritora), Jane Gooddall (primatóloga) y así hasta llegar a la z, porque el feminismo no solo consiste en llevar camisetas de Frida Kahlo.
“¿Qué pasaría si pensásemos en nuestro trabajo, al menos en parte, como una forma de justificar el privilegio de apropiarnos de la historia de otra persona? ¿Como una manera de probar nuestra valía como contadores de historias? Esto nos llevaría a preguntarnos cómo podemos respetar, dignificar y hacer justicia a una voz, a una vida. Lo que probablemente nos llevaría a preguntarnos, a veces, si somos la persona adecuada para contar una historia, o si alguna otra podría hacerlo mejor”. Alexis Okeowo, escritora.
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